Este prolífico pintor extremeño nació en Fuente de Cantos en 1598. Aun
cuando entre su producción se hallan asuntos profanos (propios de su época,
como los mitológicos, con su serie de diez lienzos sobre la vida de Hércules
por encargo real), la mayoría de su obra se nutre de la iconografía religiosa y
la vida monástica.
Se formó como pintor en la escuela sevillana. A semejanza de sus coetáneos Velázquez y Alonso Cano -a quienes
conoció y frecuentó-, partió de las representaciones naturalistas, matizadas en
su caso por cierto tenebrismo, para deslizarse después hacia un estilo próximo
al manierismo italiano. Mantuvo su residencia y su taller en Sevilla, salvo
algunos paréntesis en la Corte de Madrid y otros lugares. Murió en 1664.
El tema
de las santas se convirtió en uno de los más característicos de la producción
de Zurbarán y de su obrador. Dada la individualización que presentan los rasgos
de algunas de estas figuras, se plantea que respondan a un género al parecer
practicado en la Sevilla del momento, el del «retrato a lo divino». Si en la
Francia del siglo XVIII las mujeres nobles apreciaron ser
representadas como deidades clásicas, las damas de la alta sociedad sevillana
del siglo XVII gustaron
en ocasiones de ser efigiadas con los atributos de vírgenes o mártires, acaso
sus santas patronas. La utilización de modelos reales para la representación de
las figuras sagradas no era una práctica desconocida en la pintura española del
seiscientos. Se conocen casos célebres como el de la familia de Velázquez en su Adoración de los Magos del
Prado.
Santa Casilda |
Santa Casilda de Toledo. La leyenda de esta santa sitúa su martirio en 1087, después de que su
padre, un rey moro toledano, descubriera que se había convertido al
cristianismo. Comparte con San Diego de Alcalá, Santa Isabel de Hungría y Santa
Rosalía de Palermo el milagro que se le atribuye de alimentar a los presos
cristianos con panes que se convirtieron en rosas en el delantal donde los
portaba cuando su padre la descubrió. Se la invoca también contra la menorragia, que fue la causa de que se mudara a Burgos para
bañarse en las milagrosas aguas de los lagos de San Vicente como remedio a sus
males, motivo por el que se convirtió en patrona de Briviesca. Pintada al óleo
entre 1630 y 1635. La santa está vestida con una gran riqueza y porta joyas
perfilando su vestido. Se presenta modelada con una luz fuerte que
subraya su monumentalidad, resaltando el intenso colorido de sus ropas contra un
difuminado y discreto fondo.
Santa Margarita |
Santa Margarita de Antioquía. Invocada por las parturientas en el momento de dar a luz, su devoción se
extendió rápidamente por Europa en la Edad Media al asociarse el tránsito del
recién nacido con el de la santa cuando perforó con una cruz el vientre del
dragón que se la había tragado, retomando el tema de Jonás
en el vientre de la ballena. Hija de un sacerdote pagano de Antioquía, su ama
de cría la había convertido al cristianismo. El gobernador Olibrio se prendó de
ella al verla cuidando un rebaño de ovejas, pero ella no sucumbió a los
requiebros y fue encerrada en un calabozo donde se le apareció el
dragón que se la tragó. La tradición popular la asimiló a la princesa liberada por San Jorge. Padeció toda suerte de suplicios hasta
morir decapitada. Pintada
al óleo entre 1631 y 1640, va vestida de pastora con un traje naranja y un
sombrero. Sus atributos son el dragón y el crucifijo.
Santa Úrsula |
Santa Úrsula. A la cabeza de las Once Mil Vírgenes, Úrsula de
Colonia remonta el Rin hasta Basilea en una barca pilotada por un ángel antes
de atravesar los Alpes y llegar a Roma para que ella, hija del rey de
Gran Bretaña, y su novio fueran recibidos por el Papa Ciriaco. A su regreso a la
ciudad germana, los hunos de Atila mataron a toda la caravana, pero el castigo a los bárbaros asiáticos no se demoró: un ejército de once mil ángeles los
puso en fuga. ¿Hubo en realidad once mil vírgenes? La inscripción “XI.M.V.”, que
dio pie al fabuloso número, puede leerse también como “once mártires vírgenes”,
esto es, Úrsula y diez doncellas que la acompañaban; o incluso a sólo la santa
si es verdad que el error procede del nombre de una de las compañeras,
bautizada como Undecimilla. Ejerce el patronazgo sobre las ursulinas, las
huérfanas y el gremio de pañeros, además de invocarse su protección contra el
dolor de cabeza. Pintada
al óleo entre 1641 y 1658, la santa está representada con una camisa azul, una
falda verde y un manto rojo. En su mano
derecha sostiene una flecha, que es el
atributo de su martirio.
Santa Eufemia |
Santa Eufemia de Calcedonia. Griega de Bitinia, región que se extendía por Asia Menor más allá del Ponto
Euxino. El juez que la encausó por confesarse cristiana intentó violarla, pero
al fracasar en su intento la sometió a los más variados tormentos:
le rompieron los dientes con un mazo; la hicieron caminar descalza sobre hojas
de espadas someramente enterradas, pero un ángel la elevó sobre el suelo; la arrojaron a una hoguera, pero las llamas la respetaron; la encerraron en el foso de los leones, que le lamieron los pies y le
hicieron un trono con las colas entrelazadas... Pintada al óleo en el año 1637, Zurbarán
la representa con una túnica roja y un manto azul. Se cree que murió en el
Circo de Roma en época de Diocleciano. El atributo es una sierra, que porta en la mano izquierda.
Santa Marina |
Santa Marina de Aguas Santas. Su madre se la confió a su criada Sila para que la matara, temerosa de que su marido la repudiara tras un parto múltiple, de nueve niñas, en la actual Bayona de Pontevedra, en el año 119. Pero la sirvienta, convertida al cristianismo, en vez de
ahogarla en el Miño la dejó al cuidado de una familia amiga. Bautizada por San
Ovidio, desafió a su propio padre, que quería que abjurara de su fe. Su
martirologio incluye figuras arquetípicas, como el cuerpo que no se consume en
el horno. Su cabeza, una vez decapitada, botó tres veces en tierra, formando
tres manantiales de aguas con propiedades terapéuticas que aún hoy siguen
manando en Orense. Es patrona de Guinzo de Limia, Cambados y la cordobesa
Fernán Núñez, entre otras poblaciones. Está pintada ataviada con un colorido traje de
pastora, con sombrero de ala ancha y fisonomía andaluza de
cabellos oscuros. Pintada al óleo entre 1640 y 1650, lleva en sus manos una larga vara terminada en un garfio, quizás como
alusión a su martirio, y un libro de oraciones, único elemento explícito de carácter religioso junto
a la cruz que adorna su escote.
Santa Eulalia |
Santa Eulalia de Mérida. La leyenda de Eulalia se parece a la de las
jóvenes mártires Santa Inés de Roma y Santa Fe de Agen, martirizadas con doce
años después de que se hubieran negado a incensar los ídolos paganos. Santa
Eulalia -la Santa Olalla asturiana, patrona de Oviedo- fue apartada de la ciudad
por sus padres, pero la doncella se presentó ante el pretor para renegar del
paganismo. Su martirio es toda una escalada de suplicios: flagelada, rociada
con aceite hirviendo, desgarrada su carne con ganchos, quemados sus pechos con antorchas y finalmente decapitada, instante en el que una paloma salió de su boca. Pintada al óleo entre 1640-1650, Zurbarán la
retrató con una sencilla túnica de tono rosa, una tela roja ceñida y un
tocado verde.
Santa Inés |
Santa Inés de Roma. Inconfundible el cordero que le
sirve de atributo, la virgen mártir romana -iglesia en su honor en la plaza
Navona- se tomó como símbolo de castidad y pureza a partir del cual se
confeccionó su hagiografía, en la que ocupa lugar destacado su honra después de
que fuera conducida desnuda a un lupanar por negarse a ofrecer sacrificios a
los dioses paganos. Le creció el cabello para
vestir su desnudez, como a Santa María Egipciaca, y un ángel la recubrió con un manto deslumbrante. Patrona de la orden trinitaria, de
los adolescentes, de las novias y de los jardineros, ya que la pureza se
asimila a un jardín cerrado que nadie ha podido hollar. Retratada por
Zurbarán entre 1640-1650, este óleo muestra a la santa vestida con una sencilla
túnica púrpura y una toca de tono amarillo. Entre los brazos sostiene un cordero y un libro. Agnus (Inés) significa «cordero»
en latín y «casta» y «sagrada» en griego.
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