Goya. Alegoría de la constitución de 1812 |
¿Cabe
la posibilidad de que Goya fuera, más sencillamente, un liberal a la manera de
los constitucionalistas, alguien a quien la esperanza de un cambio de régimen
pudo transformar y dar ánimos? Pues tampoco se sabe a ciencia cierta, aunque
los indicios son claros hacia esa posibilidad, que es la que ilustra la
minúscula sala del Prado.
También
un libro reciente, La
reinvención de un cuadro, de Alberto
González Troyano (Abada) trata el asunto y se inclina por esta
última hipótesis. Para los aficionados, el libro de Troyano es indispensable
porque analiza dos de las obras más olvidadas de Goya, la llamada Alegoría de la constitución de 1812
(en Estocolmo), título que no es del pintor sino de un coleccionista. Y el
boceto previo, La Verdad
rescatada por el Tiempo (en Boston). Es evidente que el último
anticipa al primero, pero no tenemos ni idea de si la alegoría fue realizada
por encargo de alguna autoridad liberal, por deseo personal del artista, o si
acaso fue un acto secreto, sin finalidad. En resumidas cuentas, no sabemos por
qué lo pintó Goya. Troyano cree que fue una decisión espontánea del pintor,
entusiasmado con el fin de la España oscurantista y la posibilidad de una
España liberal e ilustrada, pero nada hay que lo certifique excepto la
intuición de los expertos. […]
Font:
Félix de Azúa. Jot Down Cultural Magazine
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