-Sí, es sin duda una obra esencial. El
Descendimiento es un
cuadro religioso, un cuadro de altar. Hay que entenderlo en relación con su
función. Cuando Cristo muere en la cruz se convierte en el Cuerpo de
Cristo. Es una imagen eucarística. Solo hay que entenderlo desde el sacramento
del altar: se une a la visión de la Sagrada Forma elevada por el sacerdote con
el cuerpo de Cristo. Si no se piensa que esto tiene una función religiosa nada
se entiende.
-Dentro del cuadro total, hay zonas,
recortes casi independientes, difíciles de definir en su intensidad: las manos
de Cristo y de la Virgen que casi se tocan. Una de ellas perforada por la llaga
y la sangre coagulada sobre unas calzas rojas; la otra sola, contra el azul
ultramar...
-En la relación entre la figura de la
Madre y el Hijo hay una parte de geometría espiritual: lo que ocurre entre los
dos cuerpos y las dos manos. El paralelismo de los dos cuerpos es a la vez
narrativo, teológico y geométrico. Esta imagen está construida sobre unas
preocupaciones geométricas: la Virgen se hace eco de la forma del cuerpo de
Cristo. Pero esto no es una cuestión exclusivamente formal: la Virgen se hace
eco del cuerpo de Cristo porque ella es la encarnación de la compasión,
mientras que Él es la encarnación de la pasión. Por tanto pasión y compasión se
hacen visibles a través de esa relación geométrica. El artista utiliza todos
los medios a su alcance: la forma, el color, la geometría, para explicar esta
idea. Si comparamos el color de la cara de la Virgen, está más muerta que su
Hijo. Y esto es absolutamente intencional, es decir, se unen las dos manos como
si fuera una especie de alianza entre esposos para realizar la salvación: es un
significado teológico, vinculada claramente a la eucaristía y a la redención.
-Van der Weyden es el más dramático de
los pintores flamencos del siglo XV. Todo en este cuadro, desde la descripción
de las telas y detalles, hasta las caras y las lágrimas, confluye hacia la
teatralidad. Pero, en especial, su composición tan compleja, llena de líneas
oblicuas...
-La escena tiene lugar en una especie
de caja de madera dorada, parecida a un gran relicario. Es interesante porque
empieza la escena abajo, en el suelo, con una escena descriptiva histórica. Es
un hecho que tuvo lugar en el Monte Calvario. Están los detalles de la hierba,
las rocas, la calavera de Adán y de pronto el espectador levanta los ojos, sube
a través de la composición y todo se ha convertido en otra cosa. Ya no es una
escena histórica sino una escena sacramental. Y es realmente extraordinario
que una sola imagen, parada y fija, pueda estar enviando tantas
sugerencias, tantas líneas de interpretación, tantas ideas de cómo mirar y cómo
entender, también de cómo compartir: porque claramente el espectador está
concebido aquí como el que tiene la visión privilegiada de la escena. Es un invitado
a participar en la emoción de la escena. Es decir, el cuadro lleva dentro sus
propias instrucciones dramáticas. La forma en que el espectador tiene que
reaccionar nos la están diciendo ellos, los personajes. Las figuras del cuadro
nos explican cómo debemos reaccionar. La composición del cuadro, con ese
paréntesis que marcan San Juan y Magdalena, tiene formas redondeadas. La forma
de la Magdalena, no sé si se puede decir, tan angulosa, tan spigolosa, esos ángulos que hablan de
dolor, de tristeza psicológica, utiliza de nuevo la geometría para reflejar el
estado de ánimo. De la mujer que ha amado a Cristo y se encuentra ahora con su
cuerpo muerto. Su reacción se manifiesta hasta en su postura y en su gesto.
-Van der Weyden, además de todo esto,
está pintando en plena revolución del óleo...
-A partir de los años 20 del siglo XV sí que vemos, en el Norte de Europa sobre
todo, un avance técnico extraordinario. Un uso de los medios técnicos que van a
conseguir unos efectos óptico-visuales que nunca se habían conseguido. Es la
combinación de ambición artística y los medios técnicos. Tradicionalmente el
pigmento se mezclaba con huevo: la témpera. La témpera de huevo daba unos
efectos esencialmente opacos, los efectos de luminosidad y de sombra se
conseguían acumulando capas de pintura, pero sin transparencia. Sabemos que la
pintura al óleo ya se utilizaba en el siglo XIV, que existía ya antes de los
hermanos Van Eyck: pero ellos entienden que la transparencia del óleo, la
posibilidad de trabajar con distintas capas que se aplican a la superficie,
permite posibilidades extraordinarias. Son ellos los que entienden que se
pueden utilizar las nuevas mezclas de los materiales para conseguir efectos
ópticos nunca antes conseguidos. Ellos marcan el camino. Y eso es lo que
fascina a los italianos. Los italianos llegan tarde a esto. Ellos intentan
buscan efectos parecidos pero con la pintura tradicional. Cuando empiezan a
conocer esta pintura es un reto para ellos.
-En Tournai o en Bruselas en la
primera mitad del siglo XV se sigue pintando sobre tablas y sobre todo
preparando su laboriosa imprimación. ¿Se sigue pintando en tablas porque es una
tradición procedente del retablo?
-Si, por lo general se pintaba en
tablas. Se pintaba casi exclusivamente por razones religiosas. El cuadro
devocional para tener en casa, también el retablo, se hacen en tablas. La
pintura que se hace sobre otros soportes, fundamentalmente sobre tela, tiene un
desarrollo más lento, acabará sustituyendo la pintura sobre tabla porque es más
económica, más fácil de transportar. La tela produce unos efectos ópticos
distintos y la estética va más hacia ahí. Y sí, el proceso de la tablas, de la
preparación de las tablas, es sumamente laborioso. Hay un trabajo de
carpintería de alta calidad. Cuanto más importante era el encargo, mayor era la
calidad de la madera y su preparación.
Este cuadro tiene una gran calidad en la madera. Es roble báltico. Madera cara y muy trabajada. La superficie estaba cuidadosamente preparada. El pintor pinta en una superficie que prácticamente parece mármol: lisa, muy muy clara.
Font: http://abcblogs.abc.es/alejandradeargos/2015/04/09/entrevista-a-gabriele-finaldi/
Este cuadro tiene una gran calidad en la madera. Es roble báltico. Madera cara y muy trabajada. La superficie estaba cuidadosamente preparada. El pintor pinta en una superficie que prácticamente parece mármol: lisa, muy muy clara.
Font: http://abcblogs.abc.es/alejandradeargos/2015/04/09/entrevista-a-gabriele-finaldi/
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