25 de jul. 2012

Vermeer. Valeriano Bozal. Conferencia Fundación Juan March

La tradicional interpretación verista de la pintura de Vermeer creo que nos deja tan insatisfechos como esa otra interpretación, no menos convencional, que entiende a Vermeer sólo a partir de los cambios histórico-sociales habidos en las Provincias Unidas. En un manual se puede leer: «El arte de Vermeer refleja el contenido y la moderación de carácter de la burguesía holandesa, una vez que el espíritu belicoso se había templado algo y    que habían empezado a relajarse y a poder gozar los frutos de las hazañas de sus padres y abuelos. Poco después de mediar el siglo XVII, la vida holandesa se distingue por una atmósfera serena, apacible y hogareña que Vermeer, mejor que ningún otro, pintó en sus bellos interiores.». [...] Todo esto es verdad, pero no explica la pintura vermeeriana. Son motivos que pueden aplicarse a Vermeer, pero también a otros muchos pintores y, por lo tanto, por su generalidad, no resultan completamente satisfactorios. Es preciso mirar a otros lados para definir los parámetros que determinan el marco en el que la pintura de este artista se hace posible. Parámetros que afectan a la historia de las Provincias Unidas y a la propia historia de Delft, a la mentalidad civil y religiosa dominante, a la trayectoria biográfica del artista, a la orientacion de la pintura que entonces se realizaba, al lenguaje plástico que estaba a su disposición y conocía, etc.


Delft, donde Johannes Vermeer nació en 1632, era una villa comercial e industrial en pleno desarrollo. Su padre fue tejedor, negociante en obras de arte y propietario de un hostal en el centro de la villa y Johannes también se dedicó al negocio de obras de arte, pero superó a su padre en cuanto al tratamiento social: «señor» es denominado ya en 1655, dos años después de su matrimonio -que es posible que influyera en su ascenso social-. Fue un artista estimado: miembro de la Cofradía de San Lucas, que agrupaba a los pintores, en 1653, síndico de esa Cofradía en 1662 y en 1672, pero a pesar de todo murió lleno de deudas en 1675. El número de pinturas que realizó fue bajo. Se conservan 35 y en los documentos se mencionan otras diez, lo que eleva la cifra a 45 y permite una estimación media de dos pinturas anuales para el período en el que fue miembro del gremio. Si a estas obras se añaden las eventuales no conservadas y no documentadas, pero posibles, cabe pensar en un máximo de 60 obras. […] Tras su muerte, la obra de Vermeer se dispersó y la figura del artista se difuminó. Fue necesario esperar al siglo XIX para que volviera a renacer el interés por él: primero,  en 1822, con la compra de la Vista de Delft con destino al Museo de La Haya, y después, en 1842, con los estudios de Thoré-Bürger. […]

Font: Valeriano Bozal. Johannes Vermeer de Delft. Conferencia Fundación Juan March

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