“Goya fue
excepcionalmente productivo. Realizó setecientos cuadros, novecientos dibujos y
casi trescientos grabados, dos grandes series de pintura mural y varios
proyectos murales menores. En su tiempo tenía pocos contrincantes, pero ningún
rival verdadero”.
“En cuanto se ha visto el paisaje adusto que rodea Fuendetodos, pelado,
inhóspito y castigado por el sol, con sus árboles aislados y oscuros a la luz
implacable, también se advierte de dónde proviene el fondo paisajístico de los
‘Desastres de la guerra’ y, todavía más, de las pinturas negras de sus últimos
años”.
“La National Gallery británica no adquirió obras de Goya hasta 1896, y en un
famoso ataque de histeria moralista el más importante crítico de arte de su
tiempo, John Ruskin, quemó una serie de los ‘Caprichos’ en su chimenea, como
un gesto contra lo que él consideraba el símbolo de la abyección moral y mental de
Goya”.
“Parte de su credo, aún más, el mismo centro de su naturaleza como artista
consistía en el ‘Nihil humanum a me alienum puto’ (Nada humano me es ajeno) de
Terencio. Aquí nos encontramos con la inmensa humanidad de Goya, con un nivel
de compasión, casi literalmente una empatía del sufrimiento equiparable a las
de Dickens y Tolstoy”.
“Pero no hay manera de saber si Goya y la duquesa cometieron alguna locura
durante esos días. Es probable que la verdad sea decepcionante: no hubo roce
sexual entre los dos. Cayetana era una mujer coqueta y, comparada con la
condesa de Osuna, una cabeza de chorlito. […] Y no fue la modelo para la ‘Maja
desnuda’ y la ‘Maja vestida’, lo que supone una pena desde el punto de vista
del folclore cultural, pero quizá también un alivio”.
Robert Hughes. Goya. Traducción de Caspar Hodgkinson y Victoria Malet. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2005. 478 páginas.
http://antoncastro.blogia.com/2012/080702-robert-hughes-ha-muerto.php
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