9 de nov. 2012

Tiziano. Fernando Checa

Tiziano. Asunción. Iglesia dei Frari
Aunque sabemos muy bien la fecha de la muerte de Tiziano en Venecia en agosto de 1576, desconocemos por completo la de su nacimiento, en Pieve di Cadore, algún año de finales del siglo XV. El mismo artista gustaba de confundir a sus contemporáneos con su edad, ayudando así a crear el “mito de Tiziano” como el de un artista longevo, casi centenario, y que, a pesar de todo, continuaba trabajando incansablemente para los más importantes comitentes y coleccionistas de su época. […]

El mito, sin embargo, se apoyaba en una intensa carrera pictórica, cuya importancia y significación sólo tenía parangón en Italia, y aún en la Europa del siglo XVI, con la de su contemporáneo Miguel ángel. Así se percibió en su misma época, de manera que cuando Vasari escribió sus célebres vidas de artistas exaltando, sobre todo, la figura de Miguel ángel y olvidando, entre otras, la de Tiziano, la reacción no se hizo esperar. Todo el aparato veneciano al servicio del mito de la Serenísima República se dio por ofendido y Vasari, en la segunda edición de su libro, incluyó la biografía del pintor de Pieve di Cadore, no sin algunas reticencias y críticas, sin embargo.

Tiziano. Bacanal de los Andrios. Museo del Prado
¿Qué es lo que no gustaba a Vasari y a algunos florentinos y romanos de la actividad de Tiziano? Precisamente lo que constituye la base de su fama y lo que hoy día hace de él uno de los pintores más queridos y valorados de la Edad Moderna: su pintura sensual, abiertamente basada en el cromatismo antes que en la precisión del dibujo, su intensa y muy directa interpretación de la naturaleza, la sencillez con que sus retratados e historias se relacionan con el espectador y la aparente facilidad con que expresa las más intensas emociones, afectos y pasiones del alma. […]

La ligereza de toque, el pincel colorístico y “suelto”, la escasa delimitación de los contornos, cualidades que tanto apreciaron sus “verdaderos” discípulos (estoy pensando en Rubens, Velázquez o Delacroix), ha confundido a veces nuestra visión del maestro. Ello es inevitable en un ojo como el contemporáneo, determinado por la pintura francesa de la segunda mitad del siglo XIX, fundamentalmente la de los impresionistas. Pero si algo no es Tiziano, es un pintor “precursor” de los impresionistas. La ligereza de su toque pictórico sirve para determinar de manera muy precisa aquello que desea mostrarnos, ya sean los brillos de las armaduras del Duque de Urbino, de Carlos V o de Felipe II, las nubes y los oros con los que se disfraza Júpiter para seducir a Dánae, o los paisajes posteriores de tantas pinturas. […]

Tiziano. Diana y Acteón. National Gallery of Scotland
Tiziano nos reveló sus ideas acerca de la pintura no tanto a través de escritos o dichos sino, sobre todo, a través de sus propias obras. ¿Qué mejor declaración acerca de la manera de expresar las emociones del alma que su juvenil Asunción para la iglesia dei Frari, en Venecia?, o ¿qué mejor manera de expresar su punto de vista acerca de la pintura de los antiguos que su Bacanal de los Andrios o su Ofrenda a Venus, para Ferrara, hoy joyas absolutas del Museo del Prado? […]

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